


Actividades terrestres
Deshabitado y selvático suele ser el interior de las islas polinésicas. Verde sobre verde, con cascadas colgando por todas partes, hasta llegar a las cimas envueltas en nubes.
Excursiones en todoterreno y en cuatrimoto trepan por estos valles enmarañados. Las huellas para senderistas llevan hasta restos arqueológicos o se meten por cavernas de lava o cruzan acantilados. Se pueden combinar con descenso de cascadas a rapel en Tahiti, Moorea y Raiatea.
Los museos —dedicados a la perla, al pintor Gauguin, a los antiguos polinesios— están en Tahiti; también las galerías de arte. En Raiatea se conserva el que fue el lugar de adoración más sagrado de Polinesia, y en Huahine el sitio arqueológico más extenso. En las místicas Marquesas están las estatuas de piedra más grandes y también la tumba de Paul Gauguin.
El tatuaje es originario de Polinesia; de acá salió al mundo. Es parte integral de la vida de los lugareños, como el aceite monoi, las perlas negras, la flor detrás de la oreja, los bailes y el taurumi o masaje tahitiano, de presión moderada a ligeramente fuerte y acompañado de aceites aromáticos.
El diario vivir de los isleños se aprecia en los mercados. Son limpios y seguros. Además de encontrar artesanías diversas, puede uno probar ahí bocados tradicionales: poisson cru, un tipo de ceviche preparado con leche de coco; po'e, un budín de papaya, mango o plátano con crema de coco y envuelto en hojas de banano; y sándwiches hechos con el pan baguette que introdujeron los franceses.
En varias islas los servicios religiosos son interesantes aunque uno no sea creyente: sorprende lo pulcro de las vestimentas y el melodioso canto de los himnos sin apoyo de instrumentos musicales.
El espíritu tahitiano se manifiesta en plenitud durante la fiesta del Heiva i Tahiti. Comienza a fines de junio y se extiende hasta bien entrado julio. No es un evento para turistas, sino para entretención de los propios isleños. Consiste en una serie de competencias y muestras culturales y deportivas; las más populares, las carreras de piraguas y la competencia de bailes. Se celebra en la isla de Tahiti; Bora Bora y Raiatea tienen versiones en miniatura.
Lo que no existe en las islas es mucha vida nocturna. En el centro de Papeete sí hay discotecas, clubes nocturnos y pubs; pero en las otras islas el día comienza y termina temprano. Solo Moorea y Bora Bora tienen uno o dos lugares para bailar y la clientela es más que nada local.